Desde los inicios de la antropología
en el Perú, vivimos bajo la sombra de ciertas corrientes de conocimiento que
nos han direccionado el quehacer profesional. Lo cual rebasa o va más allá de
la prevalencia de un marco teórico o fundamentos teóricos que desarrollan un
objeto de estudio; sabido esta que a pesar de que la antropología tiene como objeto de estudio a la “cultura”
esta como sabemos no se limita a ciertas
vertientes teóricas para su análisis. Es más, el estudio cultural es tan complejo
que no es posible abordarlo desde un específico parámetro de entendimiento o en
el peor de los casos de medición.
Muchos coinciden en considerar el
grado de crisis en el cual la antropología peruana se encuentra, entendido como
una falta presupuestos teóricos u objeto
de estudio claro, además que seguimos en muchas de las escuelas de la
antropología bajo una base “culturalista”
proveniente de los Estados Unidos.
… en el plano teórico esta crisis aparece en la no
correspondencia de nuestros esquemas
teóricos propios y tradicionales, con la propia teoría que producimos todos los días; es decir, es la insuficiencia de
nuestros conceptos para dar cuenta de la
totalidad social, del fenómeno social, sino
solamente de partes aisladas de esta totalidad social. (Montoya, 2005 )
En el proceso del estudio
antropológico, surge la necesidad de salir de los parámetros establecidos por
este denominado “ control de las ideas” que bajo la lógica de la modernidad
occidental establece que conocimiento es
“ mejor” frente a otros que mayormente son de las periferias y que no los son.
En ese entender, en el proceso del trabajo
antropológico surge la preocupación que si bien la antropología , o haciendo
uso de metodología antropológica, a pesar que aun el mismo método antropológico
no podría funcionar para ciertas realidades culturales, pretendemos acercarnos
a entender un hecho social, carecemos de elementos conceptuales
que nos brinden esa posibilidad.
Es cierto, no podemos creer que un
presupuesto teórico proveniente de una u otra escuela de pensamiento podría
proveernos un entendimiento total de los hechos sociales, que tampoco existe
una teoría capaz de explicar todas las realidades. “las teorías no son el fin para la
comprensión de los hechos sociales, estos responden a ser el medio por la cual
pretendemos explicar o entender un hecho” .
Por lo que,
acertadamente Montoya nos indica que, “…no
podemos seguir importando y ensamblando antropologías surgidas en otros
contextos históricos y pensadas para realidades diferentes a la nuestra”
Por ello, en el
transcurrir del trabajo antropológico surgen inconvenientes de tipo conceptual, teórico, metodológico y hasta comprensivo, si nos enfrascamos a una
sola forma de pensar, a una sola
corriente de pensamiento antropológica.
No se desestima que toda teoría
es buena, más aun si esta ha sido producto de un trabajo académico, del estudio
de alguna realidad en particular; y es justamente ahí donde radica los límites
de un concepto de una teoría, ya que si bien expresan o reflejan los estudios de un grupo cultural,
no son el molde único para entender a las demás realidades. Pero tampoco
podemos negar lo ya existente.
A pesar de que el
control de las ideas y discursos están tan institucionalizadas normalizadas que, …estos países que mantienen dicho control, determinan el discurso
antropológico que los académicos de los países periféricos deben de usar, si
desean ser reconocidos… ( Takami Kuwayama )
Hace falta intentar conocer nuestras
realidades no solo partir de nuestras prácticas, sino también con presupuestos
teóricos – metodológicos del mundo.
La construcción de una antropología peruana,
puneña esta en relación de cuan distinta
podemos hacer las cosas, sin necesariamente negar una u otra forma de
pensamiento, a pesar que nuestra historia social ha direccionado nuestros quehaceres
antropológicos, empujándonos a hacer estudios de carácter indigenista antes e
indianista ahora, es posible salir de la orilla de la repetición para
incursionar en el inmenso mar que representa ser las antropologías del mundo.
Claro está que nuevos retos requieren mayor y mejor preparación y una
mayor inversión de tiempo para su ejecución, por lo que sinceramente no basta
con tener la intensión de hacer las cosas distintas, es vital nutrirse de todo un presupuesto teórico
antropológico, filosófico, sociológico y
demás comprendidos en las ciencias sociales para dar mejores alternativas de interpretación
de la vida.
La creación de
neologismos y el uso de las sabidurías ancestrales; así como la práctica y puesta en vigencia de nuestras lenguas,
sumado al conocimiento de distintas realidades teóricas nos proporcionan un
distinto matiz a nuestras antropologías, sin necesariamente caer en la
repetición o copia de conceptos.
El problema de nuestras antropologías locales está en la
falta de nuevos aires, falta salir del círculo vicioso académico en el cual nos
encontramos; por lo que es posible hacer una
nueva antropología con compromiso
y responsabilidad social. Lo importante es también tener sueños grandes lo que nos proporcionará
grandes responsabilidades.