Unanchiri

Revista electrónica de circulación quincenal.

Unanchiri

..........

Unanchiri

..............

Unanchiri

..................

Unanchiri

......................

EL ETNOSENTIDO DEL CANTO AYMARA, (Introducción)



          El control de conocimientos, esa razón unilateral de concebir al mundo y con ello unas hegemonías de poder que  menoscaban lo “no geopolíticamente” del centro, lo no “racional” y más aún a lo “desconocido”.  Una corriente de pensamiento que trasciende las
fronteras y se sumerge en nuestros mundos como “colonialismos internos”, y que tienden solo a  fortalecer la “subalternización de los conocimientos  y de las ideas”; aquellos que envueltos con un papel  distinto y concebidos en un lugar distinto al llamado “centro de la creación racional”;  son el motor que genera la necesidad de construir alternativas de pensamiento, alternativas de vida,  reflejo de nuestras prácticas cotidianas. .  Es una visión crítica de los entes cotidianos, supone una cierta muerte a la ingenuidad cotidiana ( E.Dussel, 1998)
          En tal sentido, las lenguas madre son la esencia con que se visibilizan  las distintas formas de concebir al mundo y de interpretarnos.  Pero todo intento por querer tener “voz”, tener la palabra para decir que existo, se opaca y se diluye en el momento cuando se nos impone “una lengua oficial y con ello una historia oficial”.  Una imposición externa, localmente aceptada y  legitimada, la cual subordina las otras formas de expresarse.
          De esa manera, el canto aymara visto desde la perspectiva de la “comunalidad” no es solamente el sentir social, artístico-cultural de un pueblo;  sino que ahí encontramos también subyacentes los cimientos de una cultura que merece “re-escribir” su historia a partir de sus vivencias, a partir de su relación: con la naturaleza, con sus divinidades, y con sus congéneres.
            En tal sentido, y en función de hacer del canto aymara una alternativa de conocimiento frente a lo que se ha denominado como hegemónico y absoluto, extraemos del mismo parte de lo que podría ser el “Ser Aymara” no como un ideal, una elucubración o un “discurso romántico”; sino como parte de una cotidianeidad. Por ello, más allá de las asociaciones culturales y respaldos teóricos que se le puedan dar, el Canto Aymara expresa una práctica de vida aún vigente, que se manifiesta y camufla en medio de metáforas y contrasentidos.
            Finalmente, podemos también señalar que el canto aymara es parte de una “resistencia cultural”  que se contrapone a una lengua oficial, a un logocentristimo,  a la imposición de una historia oficial, resistencia que pretende expresar que es posible concebir la vida de otros distintos modos. Pero una resistencia cultural no debe quedarse en el solo hecho de resistir, sino situarse ante la necesidad de mantener  vigente  su cultura, de ponerla también en la palestra mundial del reconocimiento como una tarea que nos involucra a “todos” desde nuestra orilla. La vigencia de una cultura, en contraposición  hacia los devastadores efectos del sistema mundial, conlleva a pensar la cultura en los términos en que Shallins (1994: 379) se refiere a ella, es decir como  “el reclamo de reafirmar los modos propios de existencia”
            Por lo que reafirmamos la idea que  “ya no hay tiempo para seguir justificándonos, es tiempo de acción y despliegue propios”. 

CONSTRUYENDO UNA NUEVA ANTROPOLOGÍA





            Desde los inicios de la antropología en el Perú, vivimos bajo la sombra de ciertas corrientes de conocimiento que nos han direccionado el quehacer profesional. Lo cual rebasa o va más allá de la prevalencia de un marco teórico o fundamentos teóricos que desarrollan un objeto de estudio; sabido esta que a pesar de que la antropología  tiene como objeto de estudio a la “cultura” esta  como sabemos no se limita a ciertas vertientes teóricas para su análisis. Es más, el estudio cultural es tan complejo que no es posible abordarlo desde un específico parámetro de entendimiento o en el peor de los casos de medición.
            Muchos coinciden en considerar el grado de crisis en el cual la antropología peruana se encuentra, entendido como una falta  presupuestos teóricos u objeto de estudio claro, además que seguimos en muchas de las escuelas de la antropología bajo una base “culturalista”  proveniente de los Estados Unidos.

            … en el plano teórico esta crisis aparece en la no correspondencia de      nuestros esquemas teóricos propios y tradicionales, con la propia teoría   que producimos todos los días; es decir, es la insuficiencia de nuestros   conceptos para dar cuenta de la totalidad social, del fenómeno social,      sino solamente de partes aisladas de esta totalidad social. (Montoya,    2005 )

            En el proceso del estudio antropológico, surge la necesidad de salir de los parámetros establecidos por este denominado “ control de las ideas” que bajo la lógica de la modernidad occidental  establece que conocimiento es “ mejor” frente a otros que mayormente son de las periferias y que no los son. En ese entender, en el proceso del  trabajo antropológico surge la preocupación que si bien la antropología , o haciendo uso de metodología antropológica, a pesar que aun el mismo método antropológico no podría funcionar para ciertas realidades culturales, pretendemos acercarnos a  entender  un hecho social, carecemos de elementos conceptuales que nos brinden esa posibilidad.
            Es cierto, no podemos creer que un presupuesto teórico proveniente de una u otra escuela de pensamiento podría proveernos un entendimiento total de los hechos sociales, que tampoco existe una teoría capaz de explicar todas las realidades.  “las teorías no son el fin para la comprensión de los hechos sociales, estos responden a ser el medio por la cual pretendemos explicar o entender un hecho” .

Por lo que, acertadamente Montoya nos indica que, “…no podemos seguir importando y ensamblando antropologías surgidas en otros contextos históricos y pensadas para realidades diferentes a la nuestra”

Por ello, en el transcurrir del trabajo antropológico surgen inconvenientes  de tipo conceptual, teórico, metodológico  y hasta comprensivo, si nos enfrascamos a una sola forma de pensar,  a una sola corriente de pensamiento antropológica.  No se  desestima que toda teoría es buena, más aun si esta ha sido producto de un trabajo académico, del estudio de alguna realidad en particular; y es justamente ahí donde radica los límites de un concepto de una teoría, ya que si bien expresan  o reflejan los estudios de un grupo cultural, no son el molde único para entender a las demás realidades. Pero tampoco podemos negar lo ya existente.

A pesar de que el control de las ideas y discursos están tan institucionalizadas  normalizadas que, …estos países que mantienen dicho control, determinan el discurso antropológico que los académicos de los países periféricos deben de usar, si desean ser reconocidos… ( Takami Kuwayama )  

            Hace falta intentar conocer nuestras realidades no solo partir de nuestras prácticas, sino también con presupuestos teóricos – metodológicos del mundo.
 La construcción de una antropología peruana, puneña  esta en relación de cuan distinta podemos hacer las cosas, sin necesariamente negar una u otra forma de pensamiento, a pesar que nuestra historia social ha direccionado nuestros quehaceres antropológicos, empujándonos a hacer estudios de carácter indigenista antes e indianista ahora, es posible salir de la orilla de la repetición para incursionar en el inmenso mar que representa ser las antropologías del mundo. Claro está que nuevos retos requieren mayor y mejor preparación  y  una mayor inversión de tiempo para su ejecución, por lo que sinceramente no basta con tener la intensión de hacer las cosas distintas, es vital  nutrirse de todo un presupuesto teórico antropológico, filosófico, sociológico  y demás comprendidos en las ciencias sociales para dar mejores alternativas de interpretación de la vida.
La creación de neologismos y el uso de las sabidurías ancestrales; así como la práctica  y puesta en vigencia de nuestras lenguas, sumado al conocimiento de distintas realidades teóricas nos proporcionan un distinto matiz a nuestras antropologías, sin necesariamente caer en la repetición o copia de conceptos.
El problema de  nuestras antropologías locales está en la falta de nuevos aires, falta salir del círculo vicioso académico en el cual nos encontramos; por lo que es posible hacer una  nueva antropología  con compromiso y responsabilidad social. Lo importante es también tener  sueños grandes lo que nos proporcionará grandes responsabilidades.