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Revista electrónica de circulación quincenal.

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EL ENFOQUE ANTROPOLOGICO

Si pidiésemos a un grupo de personas que nos describan sobre un mismo hecho en particular, veríamos que cada cual tiene una propia visión de lo observado, de lo sentido, de lo experimentado; cada quien ve al mundo según sus intereses, según su experiencia, según su preparación, según sus inquietudes.
Lo propio hace   toda disciplina   cuando  refleja  una particularidad, una perspectiva, una mirada propia; al explicar una determinada realidad, en relación a  un tiempo y espacio particular. Eh  ahí la diferencia entre las disciplinas, pues todos podemos ver al mundo desde distintas ópticas, desde distintas perspectivas. En el caso de  las ciencias sociales a pesar de la permeabilidad del uso de metodología y uso teórico; cada disciplina  va a imprimir su particularidad  en la explicación de hechos sociales de acuerdo a preceptos particulares, construidos en  el proceso de toda formación profesional. A ello algunos lo han denominado como “enfoque o mirada” y gracias a ello podemos distinguirnos en el quehacer  profesional.     
Asimismo cuando uno se encuentra en formación profesional y no dudo también ocurra en pleno ejercicio de esta, se nos presenta muchas interrogantes; interrogantes que podrían ser el talón de Aquiles de uno, si no sabe dar respuesta inmediata al mismo.  Ocurre así por ejemplo cuando se nos encarga un trabajo determinado, al respecto ¿que podría  diferenciarnos de otros profesionales? O cuando al término de la presentación de un informe, alguien nos dice que nuestro trabajo no goza de un enfoque antropológico.  ¿A qué se refiere? Ahí empiezan  muchas más interrogantes, y lo más sustancioso para un investigador  “los problemas”.
            En las siguientes paginas trataremos de dar  luces a lo que algunos han denominado como mirada antropológica o enfoque antropológica; aquel sello particular que todo antropólogo en formación  debería conocer como parte de  su formación. 

MITOS SOBRE LA MIRADA ANTROPOLOGICA
            Es pertinente empezar  este articulo dando referencia a María Isabel Jociles Rubí, quien cita a Oscar  Lewis cuando  dice que:   “lo refrescante que tiene la antropología es su eclecticismo, su disposición  para inventar, tomar prestado o hurtar técnicas o conceptos disponibles en un momento dado y lanzarse al trabajo de campo (Oscar Lewis 1075;100-101).
Este es un punto importantísimo que nos ayudara a entender porque no es posible  señalar la particularidad de una determinada disciplina a partir del uso metodológico  que haga de  distintos instrumentos de investigación.
En tal sentido el eclecticismo es una  característica no solo propia de la Antropología como tal,  sino más bien de todas las ciencias sociales, eso  hace que estas disciplinas  tengan esa característica denominada como “permeabilidad”, de ahí  hoy la imposibilidad de asociar una técnica o un conjunto determinado de técnicas de investigación a una u otra disciplina social en particular.  A pesar como indica (Jociles) “es cierto solemos atribuir  la encuesta estadística  y los grupos de discusión a la sociología, la entrevista en profundidad a la psicología…. La observación participante a la antropología…” (1992).

Sin embargo, indica la autora que hoy en día ninguna puede atribuirse como razón de ser de  su disciplina esta variedad de técnicas ya que es usada indistintamente por  las ciencias sociales en general; mas aun que por ejemplo la observación participante que es en muchas veces asociada a la autoría de la antropología  fue en realidad  usada  anteriormente por la ( zoología) como una “ Observación naturalista”; así podríamos romper el mito de otras técnicas como las “historias de vida “ utilizadas anteriormente por la psicología, lo propio se puede decir de los grupos focales,  la entrevista en profundidad, etc.
 No obstante  esta permeabilidad  que goza la antropología la hace sin duda una disciplina muy interesante  ya que a razón de ello la Antropología  adapta técnicas de otras disciplinas  de las ciencias sociales, con fines de estudio de “la cultura”, que dicho sea de paso es el objeto de estudio de la misma, algo que hablaremos más adelante.   

En  tal sentido si por ahí consideramos que el método y técnica  fundamentan la mirada o enfoque antropológico estamos errando en demasía.
Volviendo  a esta característica de las disciplinas de las ciencias sociales “la permeabilidad”,  cabe indicar que  esta característica no solo abarca el uso compartido de técnicas, sino también  conceptos, estrategias metodológicas, hasta teorías. De ahí encontramos  en el quehacer antropológico postulados sociológicos  o para ser más claros y siendo un tanto más específicos,  no es un misterio que   la antropología como ciencia tenga como padres a sociólogos, tal es el caso de Weber, Durkheim, etc.  Lo propio ha de  ocurrir   con las demás disciplinas.
En tal sentido  a manera de síntesis  de esta parte, “las distintas técnicas de investigación, no son patrimonio privado de ninguna  de las disciplinas de las ciencias sociales”( ídem)

Lo indicado líneas arriba sin duda  desconcierta a todo estudioso de la antropología, y en realidad  nos sumerge como indican muchos en un mar de dudas,  mas aun  cuando uno es antropólogo en formación y se nos pide que  realicemos nuestros trabajos, nuestras investigaciones con un “enfoque antropológico”, a esto  cito las mismas preguntas que hace  Jociles Rubio  al decir: ¿Dónde está entonces la originalidad de la investigación antropológica?, ¿no se había fundamentado siempre  en la práctica de la observación participante?, ¿ en que se distingue una investigación sociológica, psico social, o histórica de otra antropológica?.  Para Jociles, “el sello particulizador lo ponen, por un lado, la “mirada antropológica desde el cual se aplican  y, por otro,  su ubicación  dentro de un proceso etnográfico, que juntas configuran lo que se ha venido nominando “la manera de abordar el objeto de estudio” es decir, el contexto general de aplicación de las técnicas de investigación en antropología social” (ídem)

MÁS ALCANCES SOBRE LA MIRADA ANTROPOLOGICA

Un segundo punto que va ser de igual de controversial que el anterior,   los cuales nos acercan cada vez más a conocer en que realmente consiste la mirada antropológica tiene que ver con  la gran variedad  de campos socio-espaciales  en que investigan hoy los antropólogos, algo que hace bastante improbable  que la distintividad de la antropología pueda encontrarse en ellos.  Lo que significa  que al igual que las técnicas de investigación por una parte y los espacios socio-espaciales  de intervención de la antropología, no son elementos que determinen  la mirada antropológica, el enfoque antropológico; si no más bien son elementos que la antropología  hace suyos a partir de  su objeto de estudio “ la cultura”.
Por tanto, se debe aclarar que al igual que otras disciplinas de las ciencias sociales  la antropología  guarda  su especificidad en su “objeto de estudio”, en nuestro caso “La cultura  y las  Culturas”,  que no vendría a ser el caso de decir que la antropología estudia el campo de estudio.  Lo que advirtió  Geertz  hace tiempo diciendo:

“el lugar de estudio no es el objeto de estudio. Los antropólogos no estudian aldeas (tribus, pueblos, vecindarios…); estudian en aldeas, uno puede estudiar diferentes cosas en diferentes lugares, y en localidades confinadas… pero esto no significa que sea el lugar lo que uno estudia” (1987; 33).

Por otra parte, así como lo señala Hammersley y Atkinson (1994; 75) de que   “un objeto de investigación es un fenómeno visto desde un Angulo teórico especifico”. Es decir que el estudio de cierto fenómeno socio-cultural implica necesariamente  una perspectiva teórica de estudio concreta; en tal sentido, los antropólogos a través de los años han ido equipando al estudio de la cultura desde muchos ángulos teóricos, metodológicos. Lo que lleva a decir que: cualquier conducta aprendida  y transmitida socialmente pude ser analizada desde “contextos”  distintos: con relación a sus efectos fisiológicos, anatómicos, geográficos, simbólicos, psicológicos, etc.  Valga la aclaración de que  la relación  conducta-cultura responde a un enfoque teórico cultural especifico, así como es posible relacionar  símbolo-cultura, el cual es perspectiva de otro ángulo teórico antropológico.

“La antropología define su objeto de estudio  en términos de contexto y no de la cosa en si”

Al respecto de la anterior afirmación,  y siguiendo un ejemplo diríamos que “Una vaca es una Vaca”, pero puede convertirse en medio de cambio, dinero, comida, potencia mecánica, e incluso objeto de culto. En tal sentido, los  estudios en antropología no se basan  en el estudio de la cultura a través de elementos que lo configuran, estudiando no la cosa en sí, sino el contexto.

Un  punto importante  de tratar también es que lo que hoy en día solemos llamarlo como, “mirada antropológica”, en su momento White lo entiende como “contextos”, Hammerley y Atkinston  como  “ángulos  teóricos específicos”, otros como enfoques y/o miradas.
Hemos indicado en reiteradas veces que, la mirada antropológica  o enfoque antropológico va mas allá del uso meramente metodológico, como  lo indican muchos estudiosos de la antropología  “no es recurrir a un procedimiento, a un campo, a una técnica o conjunto de técnicas determinadas; sino es el uso que de ellas hace un investigador  que se ha formado  como antropólogo”.

Algo que nos ayuda a construir el sentido de la mirada antropológica es sin duda que la antropología es por naturaleza una ciencia interpretativa, a diferencia de otras ciencias que pueden buscar ser un tanto más descriptivas, explorativas, etc.

Otro punto que ayuda a la construcción de  una mirada antropología, ósea  como distinguirnos de las demás ciencias sociales, etc.   No es el hecho que se repite en clases, en los discursos antropológicos, cuando se dice que la Antropología es la ciencia más humana, o más humanística; afirmar lo anterior seria decir que las demás son “¿inhumanas?”, algo que en realidad es tirado de los pelos, pero  se  suele caer en etnocentrismos, en mesianismos disciplinarios.  A lo que íbamos, un punto esencial en la construcción de la  mirada antropológica es sin duda  las “características particulares  del etnógrafo”, como un para bien o mal en la aplicabilidad de los instrumentos de investigación; ósea  la formación académica profesional que el antropólogo pueda obtener es sin duda un punto clave en la construcción de una mirada antropológica eficiente, ello implica preparación, autodidactismo, pre disponibilidad, pasión y amor a la Antropología.

Seguido a ello y algo que es fundamental, pero no absoluto, es el corpus teórico del cual la antropología se basa para hacer los estudios culturales, nos referimos a las muy mentadas “ teorías antropológicas”, que no son sino formas, perspectivas, miradas, enfoques de los cuales el antropólogo se nutre para el estudio de las cultura y las culturas;  presupuestos teóricos que no son utilizados por otras ciencias sociales, así como las estudia la antropología;  pero tampoco el antropólogo se nutre de únicamente teóricas netamente antropológicas en la construcción de su mirada antropológica sino  también va  adoptando y adecuando a su disciplina perspectivas filosóficas, sociológicas, psicologicas, comunicativas, etc. En tal sentido podríamos aventurarnos en indicar que los presupuestos teóricos antropológicos  son el “núcleo duro” de la antropología.

Pero, ¿en qué estriba , en definitiva esa mirada antropológica? . tomando prestado la expresión de Bourdieu  para describir el hábitus, (Jociles)   considera que está compuesta por un conjunto de principios  de percepción, sentimiento y actuación que, encarnados en el sujeto de la investigación, termina  por guiar explicita  sus indagaciones o implícitamente.( 1992)

PRINCIPIOS DE LA MIRADA ANTROPOLOGICA

Necesariamente la construcción de una mirada antropológica requiere ciertos principios mediante los cuales podamos  diferenciarnos de las demás ciencias sociales; es cierto que a estos “principios” como los denomina Joccile,  Wilcox los considera como “normas”  para la realización de una investigación, lo importante es que nada que  afecte el quehacer ético del antropólogo pude dañarnos, mas por el contrario  son elementos de fortalecimiento de la disciplina.
Dentro de los cuatro principios  que a continuación señalamos es como primero,  intentar dejar de lado las propias pre concepciones  o estereotipos  sobre lo que está ocurriendo y explorar  el ámbito tal y como  los participantes lo ven  y lo construyen; segundo, intentar convertir en extraño lo que es familiar; tercera, asumir  que para comprender  por qué las cosas ocurren así, se deben observar las relaciones existentes entre el ámbito y su contexto; cuarta, utilizar el conocimiento que uno tenga de la teoría social para guiar e informar  las propias observaciones ( wilcox, 1993:97).

A estas normas utilizadas en la investigación  (Jociles) las ha considerado como “principios” a razón que  los principios una vez que  el investigador  las hace suyas configuran la mirada  con que el antropólogo inspecciona.

Contribuyen  a la construcción de una adecuada mirada antropológica  aspectos puntuales como: conocimientos históricos, sociales, filosóficos, una formación teórica y práctica especificas.
Por otra parte si bien el antropólogo hace uso de  las etnografías para concretar sus investigaciones  la etnografía  no es simplemente el relato en primera persona, o el “yo estuve allí”, la etnografía no es un día en la vida, la etnografía  no es un estudio del rol ; la etnografía  tiene que describir e interpretar el comportamiento cultural.

“ la interpretación es lo esencia de la etnografía no un mero requisito”

Finalmente  cabe señalar que el ojo antropológico, o la mirada antropológica  mira  y escucha a través de la cultura. De ahí un elemento fundamental de la mirada antropológica radica en estar armada  de una teoría que facilite  la interpretación cultural.
Es hacer uso de la teoría  como referente  y no como plantilla o algo prediseñado, la etnografía por la cual el antropólogo va realizar su estudio cultural no se va explicar  por sí sola, sino  en la medida que esta es punto de cuestión.

Es utilizar las normas en la investigación que Wilox sugiere, como  principios particulares en el quehacer antropológico. 

Termino con algo que es importante cuando (Jociles) indica que ” soy consciente, como he repetido, de que se pueden tomar por obviedades, que todo el mundo conoce, pero hay ves en que es necesario insistir en las obviedades, principalmente cuando su olvido entraña el peligro de que se pierda de vista el horizonte del quehacer antropológico”…      

LENGUA Y ORALIDAD (Más allá de una historia oficial… ) Francisco Castillo Barriga

La imposición de una historia “oficial” surge con  la imposición de la escritura, con ello la desmemorización, el olvido o simplemente el   desconocimiento de la historia local, con ello también la ruptura  y discontinuidad lingüística  cultural de las culturas andinas.
El lenguaje escrito como una  imposición ha contribuido a la normalización comunicativa de los pueblos sin escritura;  a ello el Instituto Linguistico de Verano  “ILV” Ha sido un icono  que tuvo  una labor bastante preponderante en la década de los “40” al igual que el proyecto “Perú Cornell” y el Plan Nacional de Integración de la Población Aborigen “PNIPA”, son  tendencias desarrollistas que han apoyado a una especie de “epistemicidio  lingüístico” en los lugares de intervención.
Para  el tiempo actual y durante  por lo menos  cinco décadas pasadas se han ido implementando programas denominados “educación bilingüe”, educación intercultural bilingüe, entre otras denominaciones; que pretendieron y  pretenden de una u otra manera revalorar, reconocer y dar práctica a las lenguas maternas,  de las lenguas “subordinadas” de las lenguas minimizadas; bajo un eje transversal de “interculturalidad”. Que lastimosamente en la  práctica y cotidianeidad  no responden a  mermar el problema de la no puesta en valor de la lengua o lenguas de las culturas andinas. O será como lo indica “Pedro Sotolongo” Que aun  nuestra  propia cotidianeidad no es nuestra como tal?
Es cierto, la existencia de un racionalismo instrumental ha calado profundo en las Culturas Andinas, al punto de generar un colonialismo interno que funciona muy bien en detrimento de los propios congéneres, un colonialismo interno que pretende romper con todos los procesos, elementos de cohesión  cultural y social, todo ello desde el “no reconocimiento, la no valoración, y sobre todo la no practica” de lo entendido como,  “la puerta del alma, la puerta del espíritu - las lenguas de las culturas”.
Por otra parte, Identificamos que  de un tiempo a esta parte se oye mucho y se adjetiviza de sobre manera a la cultura occidental como enfermedad, contagio, etc. Omitiendo y en muchas veces lo útil que puede sernos combinar  las distintas formas de racionalidad en pro de fortalecer nuestra propia identidad.
Marisa Andrea Bolaña, escribe que en los últimos años, hemos leído y oído varios cuestionamientos al neoliberalismo. Pareciera que en ciertos ámbitos académicos se ha vuelto “una moda” criticar las políticas neoliberales y sus efectos. En el mismo sentido, se habla, se discute, se escribe, se lee y se piensa acerca de la globalización. Pero  pareciera que nada puede hacernos escapar de ambos.   Y es que también el hecho de que  cada vez se  acreciente una imposición de una cultura única de la vida cotidiana, de significaciones sociales, en las que se construyen las subjetividades, constituye prácticas de poder… (Sotolongo, 2002c).
No obstante, no es el hecho de que exista solo una imposición, es una aceptación, búsqueda de  “lo otro” para hacerlo nuestro, proceso en el que estamos más imbuidos. En este sentido se ha hablado  bastante pero no suficiente sobre la imposibilidad del conocimiento moderno occidental   de dar respuesta a los cambios  sociales, ambientales, culturales actuales; muchos de ellos en contraposición  de dicha racionalidad y/o en consecuencia de la misma.
Bajo ese escenario de cambio y resistencia queda  ser soberanos de nuestra riqueza cultural de nuestros conocimientos, de nuestras sabidurías y aun sobre todo de nuestra “lengua madre” a pesar, de que en muchos casos se la ve  o se la tiene  como una madrastra.
En términos de Andrea Bolaña …” nuestra responsabilidad es encontrar los modos  de resistir la imposición de sentidos sociales y generar nuevas significaciones  en las que se construyan las subjetividades”


LENGUAJE Y LENGUA
           
            El proceso de conceptualización de la lengua como elemento identitario fundamental de pertenencia a una etnia, grupo humano o nación, difiere sin duda y de manera muy  cercana entre uno  u otro intelectual o corriente de pensamiento; claro está que no desechamos que ante la ausencia en la práctica de una lengua en común los grupos humanos resignifican sus sentidos hacia el mundo y formas de entendimiento, a través de manifestaciones culturales tal es el caso de la pintura, la  danza, la música, etc.
En tal sentido para dar mayor sustento al entendimiento de la “oralidad” como herencia social, como una historia desde abajo, como conocimiento alternativo; es necesario  conceptualizar lo que en si la oralidad  representa. No sin antes destacar  el rol importante de la “lengua”    considerando que:
“cada lengua constituye un cierto universo, un sistema semiótico de comprensión del mando, y si poseemos  4,000 diferentes maneras de descubrir el mundo, eso nos hace ricos. Deberíamos ocuparnos de  la preservación de la lengua igual que la hacemos de la ecología” (Cristal 2001:50)
En consecuencia podemos incurrir en atrevimiento al indicar que, “las culturas andinas” tenemos la identidad en la lengua que funda nuestras vidas, las cuales con nuestros territorios expresan sentidos y que desnudan  el alma del espíritu… 
Para  Alessandro Duranti,  “…el lenguaje como recurso cultural y el habla como practica cultural… la lengua es una herramienta poderosa y no como un espejo de realidades sociales que suceden en otras partes”  (Duranti, 2000: 13)
El lenguaje es el medio que todo ser humano usa para comunicarse con sus semejantes  (la forma de  realización es particular de una cultura) La lengua es considerado uno de los principales elementos identitarios y de formación étnica.

Las lenguas son uno de los tesoros más valiosos de la humanidad. No son solamente instrumentos de Comunicación, sino universos de sentido que permiten interpretaciones complementarias de la realidad y Ofrecen conjuntos simbólicos indispensables para comprendernos a nosotros mismos y propiciar la Convivencia humana. (Federico Mayor Zaragoza 1996.)
Para el filósofo "la lengua es la casa del ser", por eso el poeta "habita una lengua". Si Lengua es Identidad, la Memoria es el territorio del espíritu donde se enraízan los saberes y emociones que atravesaran los tiempos. No hay identidad, lenguas y tradiciones sin memoria. Todo eso forma parte del patrimonio intangible de la Humanidad, que requiere de una capacidad memoriosa no sólo para explicar el pasado sino urgida para actuar en los complejos tiempos venideros, pues  en todo futuro hay un pasado vigente... (Dr. Edgar Montiel)
Con una visión contemporánea y de futuro, la UNESCO  no busca sólo rescatar las tradiciones orales sino preservar en las culturas vivas de nuestro tiempo el aporte de la  tradición y la historia. Hoy en día, por ejemplo, se reconoce en la prodigalidad y gracia del cuento y la novela latinoamericanos la huella indeleble de la oralidad.

Cada lengua que muere es un mundo que desaparece  definitivamente. La fuerza de la globalización no debe  condenarnos al empobrecimiento idiomático pues, según señala el Prof. Federico Mayor, las lenguas no son únicamente instrumentos de comunicación sino "universos de sentido que permiten interpretaciones complementarias de la realidad y ofrecen conjuntos simbólicos indispensables para comprendernos a nosotros mismos y propiciar la convivencia humana".
Como reconoce el mismo Hobsbawn esta forma de Historia Oral puede dar como resultado libros apasionantes, pero no libros de Historia. Necesitamos saber, como él dice, no sólo qué pasó, sino por qué pasó.

HISTORIA ORAL Y ORALIDAD

El presente  del cual somos parte, no requiere paradigmas mesiánicos, alternativas de monoculturas que se pintan de salvación o mejor conocimiento; es sabido también que la historia escrita  como tal, es simplemente la oficialidad  direccionada de imposición  de una monocultura, y por ende es parte del “epistemicidio” en el cual nos encontramos.
En consecuencia,  buscamos hoy elementos que puedan ser el puente  que articule  sentidos entre el ser absorbidos por   una corriente de absolutismos o quedar también sucumbidos en un etnocentrismo que te deja  al margen de un presente, el cual cada vez es mas ajeno. 
La historia oral   cobra sentido  toda vez que se convierte no solo en   memoria oral, sino  que es sabiduría alternativa ante seudos conocimientos universales. La historia oral rica en oralidad de sentidos es sin duda un elemento fundamental que necesita ser estudiada con paciencia y seriedad, desde una postura crítica sin sesgos  y direccionamientos unilaterales; la historia oral y la oralidad representa hoy una selva desconocida,  una beta de conocimientos y sabidurías  que buscan ser entendidas…  
Por otra parte, estudiosos han coincidido que La Historia Oral es un término que  se presta a confusión porque parece que quiere ser una disciplina distinta, como la Historia Económica, cuando de hecho es una técnica para la investigación histórica. Incluso algunos que utilizan actualmente la técnica prefieren no utilizar el término, hablando más bien de Lije Stories -Relatos de la Vida- aunque muchos también lo denominan como Fuentes Orales, al final llámese Historia  o Fuentes Orales, estamos frente a aquella historia no escrita la cual está en la memoria colectiva de nuestros pueblos a punto de extinguirse.   
 Para  Ivan Reynaldo Laura Apaza, intelectual boliviano,  La oralidad fue utilizada como medio de transmisión de memoria desde épocas remotas. Así, los grupos prehispánicos de nuestro continente tenían cantos especiales que narraban el pasado de cada ayllu o panaca.  De aquí sin embargo necesitamos hacer una distinción: entre “tradición oral” e “historia oral”. La primera hace referencia a “todo el saber acumulado de un pueblo” (tecnología, ciencia, mitos, religión, etc.) más allá de anales “folkloristas” ; la segunda, donde nos concentraremos, puede entenderse en dos acepciones; como registro histórico plausible de reconstruirse en base a testigos directos e indirectos del pasado estudiado, y, como método de investigación alternativo a la historiografía occidental, una alternativa no solo contemplada desde una lógica instrumental sino como discurso epistemológico descolonizante que busca construir una “historia desde abajo” y por “sus actores”.
Un punto importante es cómo articular la transmisión de una Historia oral a través de la escuela, o mediante la escuela; un reto por demás decirlo muy necesario y trascendental, que sin duda  es la bisagra que articula la continuidad de la memoria histórica, un dialogo  y continuidad del pasado y el presente.       
Ivan Reynaldo Laura Apaza, considera que el largo caminar de la  historia oral ha llegado hasta consolidarse en medio de las ciencias contemporáneas, ha aportado fascinantes posibilidades en las investigaciones sociales. Todo este potencial sin embargo aun no ha sido suficientemente aprovechado en aéreas como la enseñanza de la historia en la escuela, que, como habrán experimentado muchos profesores, presenta enormes dilemas. El mayor problema con la historia en el aula, es que la misma es percibida como “irreal”. Es decir, el estudiante contempla el pasado como “pasado” (un algo inerte que simplemente quedó atrás) y a causa de ello considera que la historia es para memorizarse y no para comprenderse. En este sentido tiene dificultades, en primer lugar, para comprender conceptos abstractos en relación cuestiones teóricas de la historia como ciencia social, tiempo histórico y las multicausalidades, por ejemplo.
            La historia oral, como una historia desde abajo necesita la atención y tratamiento adecuado,  darle sentido de vida, el cual está encerrado en un cuento, poema, canción o sueño, etc. Ya que no solo cuenta con un sentido literal solamente, sino requiere una interpretación desde un sentido cultural, metafórico y espiritual.  La oralidad  como canción, poema, etc. Necesita  trascender de una simple transcripción, necesita una interpretación y  reinterpretación desde los propios actores sociales.  No basta una traducción, o la traducción no es suficiente, es más, estas equivalencias nos aleja del verdadero etnosentido  que denota la oralidad.          
La utilización de la memoria colectiva como recurso  endoculturativo, educativo mismo y de instrucción siempre ha estado presente en el ser humano; así lo identifica Malinowski en la siguiente cita.
El arte de hacer fuego, de construir herramientas de madera o de piedra; de edificar viviendas rudimentarias, de usar cuevas para vivir. ¿Qué suposiciones debemos  hacer  en lo que se refiere a la razonable conducta del hombre, a la incorporación permanente de esta conducta en la corriente tradicional  y al apego de cada generación al saber heredado de sus mayores?
Uno  de los artificios primitivos más simples y fundamentales es el de hacer fuego. En este caso, por sobre la habilidad manual del operario, encontramos una definida teoría científica incorporada a cada ejecución y al saber tradicional del grupo. Tal tradición ha debido definir de manera general y abstracta el material y forma de los dos tipos de madera usados, así como los principios del acto, el tipo del movimiento  muscular, su velocidad, la captación de la chispa  y el mantenimiento de la llama. La tradición se ha conservado viva, no en los libros, ni en teorías físicas explicitas; pero presupone dos elementos, el teórico y el pedagógico….(Malinowski: 1984; 29)
Malinowski considera que la tradición  de hacer fuego se ha mantenido vigente no por una  información escrita, sino más bien por una transmisión oral de conocimientos, de ahí la importancia de las fuentes orales  u oralidad, de ahí la importancia de la lengua que cumple el papel de bisagra que articula como indicamos líneas arriba  el pasado con el presente, además articula y mantiene viva la tradición.  

TRADUCCION  E HISTORIA ORAL

La relación traducción e historia oral responde a una relación un tanto impositiva, hasta en cierto punto incongruente, excepto en situaciones en donde se den las garantías de una adecuada  “traducción”; pero ¿Qué implica una adecuada traducción?  Es ir más allá de buscar posibilidades de significado, es dar una reinterpretación del etnosentido, algo de por sí bastante complejo y hasta cierto punto difícil de lograr, relativamente no imposible.      
La traducción en tal sentido como una posibilidad de significado  y no un hecho concreto busca  ser sentido verdadero y significado de un texto.  
Para Alesaandro Duranti, “traducir significa, en muchas ocasiones, dudar, buscar entre varias posibilidades, contrastar y finalmente, elegir. A veces, la elección es difícil y ardua y no llegas a satisfacer completamente…” (Duranti, 2000 : 09)
Por ejemplo la traducción de la historia oral aymara al castellano responde a la misma situación, ya que  existe frases, entonaciones y énfasis en la pronunciación de las palabras que son imposibles de dar un sentido en otro idioma. Solo existen aproximaciones “posibilidades”, que muchas veces se alejan del verdadero sentido de decir las cosas.
Buscar  una relación dialógica entre la traducción e historia oral estará muy relacionada al pensamiento  que pregona De Sousa Santos, quien…Enfatiza  que la  utilización de la traducción responde al hecho de recuperar algunas de estas experiencias,  que la ecología de saberes  considera  traducción intercultural.
Cabe señalar que Existe toda una argumentación de la  Ecología de saberes, ante  o en contraposición del pensamiento absoluto o critica a un pensamiento “metonímico” – ante  una monocultura.
En tal sentido para el autor  traducir “…es primeramente  concebir   la existencia de una sino muchas filosofías las cuales mediante un dialogo mutuo, conlleva a un enriquecimiento.  Mediante la traducción intercultural, es posible identificar preocupaciones comunes, enfoques complementarios y por su puesto contradicciones intratables. Lo que hace entender que la “zona de contacto” campos sociales donde diferentes mundos de vida normativos, practicas y conocimientos se encuentran, chocan e interactúan…” (De Sousa Santos: 2001; 56)
El entendimiento de estas ”zonas de contacto” en el proceso de una traducción intercultural van de seguro mucho mas allá de interacciones y diálogos sin sentido, ahí talla un papel importante y fundamental categorías como ( reconocimiento mutuo, emancipación, el sentido de reconocer y ser reconocido como sujeto, autonomía,  rebeldía, etc.)
En consecuencia si bien a la oralidad se la relaciona como parte de la naturaleza, como un proceso espontaneo que no requiere mayor tratamiento que el de ser considerado como  memoria colectiva;  es sin duda sabiduría que cohesiona y da sentido de vida a las personas, aun no recibe un reconocimiento y valoración, la oralidad trasciende tiempo y espacio,  estos dos últimas a la vez se convierten en el punto de quiebre y en la peor amenaza de mantener viva la oralidad…
Finalmente en este proceso de construcción  de  nuevas formas de racionalidad desde una perspectiva crítica en aras de hacer  conocimientos que además de aportar en una mejor  forma de entender  la vida con dignidad  busque ser paradigma alternativo; no es suficiente buscar en la vasta e insuficiente bibliografía escrita, es vital ir a la fuente misma, la historia oral es hoy por hoy fuente inagotable de sabiduría desestimada muchas veces pero presta a llenar vacios que la propia historia oficial ha dejado…